Cuando se va a realizar cualquier tipo de obra o reforma, tanto si ésta es de carácter público como privado, los profesionales que la llevan a cabo deber ir perfectamente pertrechados con lo que se conoce como equipos de protección individual (EPI). Es decir, deben portar todos aquellos elementos que, además de facilitarles su labor –y, sobre todo, no entorpecerla- les protegen ante cualquier tipo de riesgo que puedan correr.
¿Cuáles son los objetivos de un EPI?
Los EPI deben proteger al profesional físicamente pero también, por ejemplo, hacerle visible para que se le pueda identificar como tal frente a otros trabajadores o personal ajeno.
Además, se emplean para minimizar los riesgos que se deriven de actividades en las que pueda llegar a faltar visibilidad. Por ejemplo, si se está realizando una obra en la que se manejan vehículos pesados, quienes trabajen sobre suelo deben portar ropas o prendas que destaquen para evitar ser atropellados.
Igualmente, y sobre todo si se trabaja a la intemperie, hay que portar prendas especiales que protejan del frío en invierno y del sol en verano y que se adecúen a la labor que se esté realizando.
¿Qué elementos componen un EPI?
- Casco: Es el elemento de referencia para la protección de la cabeza y, aunque todos los cascos pueden parecer iguales, existen tipos muy diferentes en función del tipo de material con el que estén fabricados, la forma que presenten y, sobre todo, el uso que se les vaya a dar.
- Gafas, pantallas faciales: Resultan fundamentales para la protección ocular ya que no sólo protegen cuando se realizan actividades mecánicas, sino que también evitan salpicaduras de líquidos tóxicos o daños por una exposición prolongada al sol.
- Orejeras, tapones para los oídos: No son elementos a los que se les suela prestar especial atención y, sin embargo, son imprescindibles cuando se emplean herramientas especialmente ruidosas, como pueden ser martillos neumáticos, taladradoras o radiales.
- Mascarillas: Deben llevarse siempre que haya presencia de vapores o gases nocivos, o simplemente, partículas que puedan obstruir las vías respiratorias de una u otra forma. Por ejemplo, cuando se realizan soldaduras, asfaltados o, incluso, labores de carpintería el polvo de la madera puede resultar muy perjudicial.
- Guantes: Son, probablemente, los elementos de protección más conocidos y frecuentes porque se emplean en prácticamente cualquier profesión relacionada con las obras y las reformas. Lo importante es conocer los diferentes materiales con que pueden estar realizados y adquirir el más apropiado a la labor que se desempeñe. Por ejemplo, los hay especiales de protección contra el frío para labores de mantenimiento en invierno, de materiales especialmente aislantes para trabajos eléctricos, o impermeables para proteger las manos de los productos químicos.
- Calzado especial: Al igual que ocurre con las manos, los pies son la zona del cuerpo que más se suele proteger con los EPI, especialmente cuando se trabaja con herramientas de corte o materiales pesados. Por ello, existen tipos muy diferentes de calzado que ofrecen prestaciones de todo tipo -punteras reforzadas, plantillas que protegen de posibles pinchazos, aislantes de calor o electricidad, etc.- sin perder de vista la comodidad y la ergonomía.
Foto: morguefile.com